Quien se haya interesado en alguna ocasión por la cultura japonesa y más concretamente por el código de los samuráis, habrá escuchado alguna vez la «Leyenda de los 47 Ronin«. Últimamente se está haciendo muy popular sobre todo gracias al remake de «47 Ronin» de 2013 protagonizada por Keanu Reeves. Pero… ¿es todo parte de una leyenda o verdaderamente ocurrió? Solo te voy a dar un nombre: templo de Sengaku-ji. Si quieres conocer más acerca de esta historia sigue leyendo…
Corría el año 1700, en plena época feudal del Japón medieval. El país estaba dividido en territorios, cada uno a manos de un hombre feudal, o daimyo, que contaba con un grupo mas o menos grande de samuráis que velaban por su vida.
Uno de estos daimyos llamado Asano Takumi No Kami recibió el encargo del mismísimo Shogun (el señor de la guerra, el mayor mando militar de Japón en esta época) de preparar un convite para recibir a unos invitados de la familia imperial.
Pero Asano, señor humilde donde los haya, no era muy dicho en historias de etiquetas y pidió ayuda a uno de los maestros de protocolo del bakufu y gran conocedor de la vida cortesana: Kira Kozukenosuke; para lo cual le hizo llegar unos presentes que Kira encontró muy insuficientes, casi una afrenta. Sin embargo no renunció al reto y aceptó echarle una mano, aunque luego veremos como la mano se la echó, pero al cuello.
Kira, un tipo difícil, perverso y envidioso enseño a Asano las artes del protocolo, pero de forma equivocada, buscando su puesta en evidencia delante de los emisarios y del propio emperador y por consiguiente su caída. Asano, herido en su orgullo, se encaró con Kira en el propio palacio llegando incluso a desenvainar su espada y atacar a su adversario hiriéndole en la cara.
El shogun Tokugawa Tsunayoshi no toleró tal falta de respeto y ordenó a Asano cometer seppuku (más conocido como harakiri, vamos rajarse la tripa hasta que se le salgan las entrañas y posteriormente morir decapitado). Ante una sentencia del señor de la guerra no se podía luchar y Asano terminó cumpliendo el suicidio con honor.
Los samuráis que estaban bajo las ordenes de Asano quedaron entonces sin la figura de un señor a quien defender y en estos casos, siguiendo el código de los samurais, lo normal era que ellos mismos también cometieran seppuku. Pero este caso fue diferente y renunciaron a mantener el honor de su señor -aparentemente- y prefirieron una vida de ronin, o sea, caminantes errantes sin la protección de un señor, que vagabundean en busca de trabajos puntuales. Pero antes de marchar firmaron un pacto de honor por el cual juraron vengarse de Kira.
De todos los que firmaron el pacto fueron 47 los ronin que se reunieron de nuevo dos años después, con Ôishi Kuranosuke, antiguo consejero del clan, a la cabeza. Pasado este tiempo prudencial en Kira se había disipado la idea de que pudieran tomar represalias contra él, sin embargo, no podía estar más equivocado. Los 47 samuráis entraron en su palacio y sortearon la defensa férrea que protegía al señor llegando hasta su dormitorio. Allí le ofrecieron cometer sepukku para mantener su honor, pero Kira, un tipejo asqueroso y por lo visto cobarde, no fue capaz y Ôishi le cortó la cabeza usando la misma wakizashi con la que, dos años antes, su señor había utilizado para acabar con su vida.
Cuando la noticia llegó a oídos del Shogun este no tuvo más remedio que sentenciar a los 47 samuráis a muerte. El 14 de diciembre de 1702, pese a las voces contrarias del pueblo, que admiraba el valor de estos héroes, los 47 ronin, dispuestos de rodillas uno al lado de otro, se abrieron las tripas juntos y fueron decapitados a la vez.
Los restos de estos formidables guerreros se colocaron en tumbas alrededor del lugar donde descansaba su señor, protegiéndolo incluso en la otra vida, y hoy en día pueden visitarse.
El lugar exacto es el templo Sengaku-ji, en la parte suroeste de Tokio. Hasta aquí me acerqué para comprobar con mis propios ojos si verdaderamente existían estas tumbas y, si era así, poder rodearme de ese misticismo de las leyendas en las que el honor lo es todo.
Y allí estaban, las 47 tumbas de los 47 ronin más famosos de Japón, más la del señor Asano que, esté donde esté, probablemente se sienta muy orgulloso de sus samuráis.
INFO ÚTIL
Cómo llegar: hay dos formas de hacerlo: la fácil y la difícil. Yo, cómo no, elegí la difícil. Como llegue caminando desde la parte norte del templo, me metí por una callejuela que rodeaba una escuela y que, por casualidad dio al templo. Justo en la entrada de la callejuela hay un cartel en japonés y el instinto me dijo que ponía algo del templo. Parece que te metes en casas particulares, patios y laberintos, pero al final se llega al templo. Te dejo el mapa del recorrido:
La forma fácil es llegar desde la calle principal a su derecha, que da directamente a la puerta de entrada del templo.
Una vez allí, la zona de las tumbas se encuentra a la derecha pasada la puerta. No hay que pagar nada por entrar.
¿Conocías la Leyenda de los 47 Ronin? A nosotros nos apasiona! Si a ti también te interesa, no pierdas la oportunidad de visitar el Templo Sengaku-ji en tu visita a Tokio.
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12 comentarios en “LA LEYENDA DE LOS 47 RONIN Y EL TEMPLO SENGAKU-JI EN TOKIO”
Muy interesante el relato!! No conocía nada de la historia. Muchas gracias
Hola Mayra! Muchas gracias! Es una leyenda famosa en japón, muy interesante, verdad??? Saludos y gracias por el comentario!
Pingback: Los 47 Ronin – Shiori
Un gran honor el haber cumplido con su señor…. sentí una gran emoción inexplicable el saber que siguieron el camino del guerrero… gracias por hacerlo público…no lo conocía y es un gran honor conocerlos a los 47 Ronin que ahora están con su señor protegiéndolo..muchas gracias
Hola Álvaro, una gran historia que cuenta mucho sobre el honor y la tradición japonesa. Un abrazo y gracias por comentar!
Que increíble e envidiable , vivir y morir con honor. Gracias por la historia.
La historia es fascinante la verdad
A los 47 Ronin se los considera como una Leyenda mas no como parte de la historia de Japón, pero es interesante las antiguas creencias Japonesas.
No conocia la historia, muy interesante y triste a la vez , hombres íntegros y valientes. Espero volver a ir a Japón y tener la oportunidad de visitar el templo donde descansa los 47+1 Samurais, gracias.
Gracias a ti Ana! Es un lugar que aparentemente es bastante corriente, casi no hay turistas y puede pasar desapercibido, pero detrás hay una historia apasionante! Un abrazo!
Borges, en su libro» Historia universal de la infamia (1935), cuenta esta historia, y la titula «El incívil maestro de ceremonias Kotsuke no Suke». Borges señala que Oishi y sus hombres simulan no vengarse, se dedican a emborracharse para que Kotsuke no Suke, se descuidase. Un día, en la puerta de un prostíbulo, Oishi estaba borracho en el suelo. Un hombre de Satsuma le pisó y le escupió la cara, por no vengar a su señor. Luego de la venganza y del suicidio de los 47, este hombre Satsuma fue al cementerio y pidió perdón ante la tumba de Oishi, y se suicidó allí mismo. Al parecer, el prior se compadeció y lo sepuntó junto a los 47 capitanes.
Anda! Muy interesante! Lo apuntamos para buscar la tumba la próxima vez que vayamos a Japón. Abrazo y gracias por el comentario