Si bien es innegable que no tiene el casco histórico medieval de Tallin, ni la arquitectura art nouveau de Riga, y puede que pase algo desapercibida, decir que Vilna es fea o poco interesante es una gran falacia. La capital de Lituania sabe agradecer a quien la visita con rincones tranquilos, un casco histórico apacible, restaurantes de calidad y alguna que otra sorpresa. A continuación te contamos 20 cosas que ver y hacer en Vilna.
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1. En el centro histórico de Vilna se concentran la mayoría de visitas interesantes (aunque no todas, como verás en el artículo). Este se distribuye alrededor de la calles Pilies y Didžioji, las dos arterias principales de la ciudad vieja. Así que, de momento y para ir conociendo un poquito más el rollito de Vilna, pasea por ellas y ve fijándote en su aire medieval y barroco.
2. Camina hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento, el centro neurálgico de Vilna, donde se puede visitar el antiguo ayuntamiento (Vilniaus Rotušė) de la ciudad que hoy en día es un centro de exposiciones y la sede de la oficina de turismo. El edificio no es una maravilla pero la plaza es uno de los sitios con más ambiente de toda Lituania, está llena de terrazas donde tomar un café o una cerveza (mejor si hace buen tiempo, claro!).
3. Aunque Vilna fue una de las últimas ciudades paganas de Europa, hoy en día se la conoce como la ciudad de las iglesias. Tiene unas 28 y al parecer es el lugar con más iglesias por número de habitantes! Al contrario que sus vecinos, Lituania es un país con mayoría católica, aunque podrás ver también iglesias ortodoxas y luteranas. Dos de las más bonita son la Iglesia de Santa Ana, y anexa a ella, la Iglesia de San Francisco de Asis, gracias especialmente a su arquitectura gótica llena de detalles. Curiosidad: cuentan que hasta el mismísimo Napoleón sufrió el encanto de este lugar y bromeó diciendo que si por él fuese, la llevaría en su mano hasta París.
4. Aunque la más impresionante, especialmente por su imponente fachada neoclásica, con enormes columnas y coronada con estatuas de los cuatro evangelístas, es la Catedral de Vilna. Es el principal templo católico del país, y fue construida en el mismo sitio donde se encontraban los vestigios de antiguos templos paganos. En su interior se puede visitar la cripta y las catacumbas (solo con visita guiada, 6€), donde están enterrados muchos de los personajes históricos y grandes duques de Lituania. En la misma plaza vemos la torre del campanario, a la que se puede ascender para disfrutar de unas bonitas vistas a 45 metros de altura (5€, más info).
5. Aunque sin duda, las mejores vistas de la ciudad (y gratis) son las que se obtienen desde la Colina de las 3 Cruces. Según cuenta la leyenda, hasta Vilna llegaron 7 frailes franciscanos procedentes de Alemania, con el propósito de evangelizar a la población. Pero no tuvieron el recibimiento esperando, y terminaron siendo decapitados en esta colina, colgados en cruces y lanzados río abajo. En recuerdo a esos monjes «mártires», se colocaron estas 3 enormes cruces, que contemplan desde lo alto la totalidad de la ciudad. Para llegar desde el centro son unos 30 minutos por un sendero, con unas 250 escaleras. El esfuerzo merecerá la pena, y mejor si subes para ver el atardecer.
6. Vilna, como las demás capitales bálticas, estaba rodeada por una enorme muralla defensiva y hasta 8 puertas de entrada. De ellas hoy solo queda en pie una: la Puerta de la Aurora. En la parte interna alberga una capilla con un icono de la Virgen muy querido por los lituanos. Dicen que es milagrosa y que ha curado enfermedades de los fieles durante siglos. De hecho, en los ataques del Imperio Ruso de 1799, se respetó esta puerta por miedo a sus poderes ocultos…
7. ¿Quieres conocer más la historia de este pequeño y desconocido país, que un tiempo llegó a ser una de las potencias de Europa? Un buen sitio para hacerlo es el Museo Nacional de Lituania, que cuenta el desarrollo del país desde la Edad Media hasta nuestros días. La entrada solo vale 2€.
8. Una zona muy interesante de la ciudad es la Avenida Gediminas, llena de tiendas, restaurantes y lo mejor: muuuucho ambiente. Siempre hay artistas callejeros, locales y turistas paseando por aquí, además es el lugar donde se encuentran muchos edificios importantes, como el Parlamento de Lituania, el Teatro Nacional o la Academia de Música. Curiosidad: la avenida está dedicada a Gediminas, que fue el líder del Gran Ducado de Lituania entre 1316 y 1341, territorio que en su momento fue de los más grandes del mundo y que conglobaba parte del la Rus de Kiev (casi ná).
9. Este personaje tan importante en la historia de Lituania decidió construir una fortaleza defensiva, para proteger la ciudad de eventuales ataques enemigos. Hoy en día solo queda una torre, la Torre de Gediminas, muy bien conservada por cierto. Para llegar tendrás que darte un buen paseo (o para los vaguetes está la opción del teleférico). Más que por el sitio en sí o la exposición, merece ir por subir para disfrutar de las vistas sobre Vilna (5€, más info).
10. El Bastión de Vilna es una construcción semicircular en la antigua muralla defensiva de la ciudad. En su interior se expone una muestra de su historia (4€), aunque a nosotros nos gustó por el paseo que hay alrededor y por su ubicación sobre una colinita, con bonitas vistas de la ciudad. Allí cerca además hay un mirador muy chulo y con nombre impronunciable: “Subačiaus apžvalgos aikštelė”. Desde aquí la panorámica al casco histórico y al barrio de Uzupis es una pasada.
11. La Universidad de Vilna ocupa una buena parte del casco histórico y es la más antigua de todos los países Bálticos. Por solo 1,50€ se puede visitar por dentro, pasando entre sus patios y algunos edificios. Destacan la biblioteca, que parecerá trasladarte a Hogwarts, la Iglesia de San Juan y y el campanario exento (se puede subir por 3€), el Patio del Observatorio y el vestíbulo de la facultad de filología, con unos murales de Petras Repšys super locos, que nos parecieron un hibrido entre el arte de Dalí, El Bosco y el Infierno/Purgatorio de Dante Alighieri.
12. Uno de los lugares más curiosos de Vilna es la conocida como República de Uzupis. Un grupo de artistas y bohemios proclamaron su independencia el 1 de Abril de 1997 (coincidiendo con el día de las bromas April Fools) y es una zona bastante agradable, con cafeterías, galerías de arte y rincones originales. No te esperes un barrio alternativo como Christiania en Copenhague, o Metelkova en Liubliana, pero tiene su rollo. Pasa por la Tibet Square, una plaza decorada con las coloridas banderas tibetanas, por la Librería Keistoteka, donde hay un gato que es toda una leyenda, y por la calle Paupio donde podrás leer su propia constitución en un montón de idiomas.
13. Un rincón que si nos pareció alternativillo fue el Vijokliai Beer Garden. Es un buen lugar para pasar una noche divertida, tomando una cerveza en su terraza interior. Este enclave de Vilna se hizo famoso por un mural que había en su fachada en la que aparecía Trump echando humo a la boca de Putin. Ahora ya no está (hay una réplica dentro del bar), aunque en las grandes paredes del edificio hay street art muy guapo. Aquí puedes ver las localizaciones de los mejores murales de Vilna.
14. Aunque si de vistas hablamos, las mejores son probablemente las que se obtienen desde lo alto de la torre de TV, la torre más alta de Lituania, con 326 metros. En la parte que parece un ovni hay un mirador y un restaurante rotativo, con vistas 360 grados. El mirador cuesta 8€ (más caro el weekend) y el restaurante sirve platos típicos lituanos desde 7-8€. Puede ser una idea excelente para disfrutar de la última cena en tu visita a Vilna.
15. Y ya que estamos con la cocina lituana, deberías probar el plato nacional más querido: los cepelinai, una especie de ñoquis de patata rellenos de carne y cubiertos por una salsa agria con trocitos de tocino. Sí, son una bomba calórica, pero son toda una delicia irresistible. El nombre se debe a que su forma parece de zepelín, ¿no te parece? Aquí te recomendamos 7 restaurantes donde comer en Vilna bien y barato.
16. Ya te adelantamos que en Vilna lo que faltan son iglesias, y otra que merece una visita es la Iglesia de San Casimiro, el patrón de la ciudad. Es de estilo barroco, con una curiosa fachada de color rosa y una bonita cúpula que parece una corona de oro. Su pasado es algo tumultuoso: fue destrozada por incendios, pasó a ser de culto ortodoxo e incluso los soviéticos la transformaron en un museo del ateísmo. Su interior tiene muy buena una acústica, que se aprovecha para ofrecer conciertos.
17. Otras iglesias que te recomendamos en Vilna son: la Iglesia de San Pedro y San Pablo, con una extraordinaria decoración en su interior. La Iglesia ortodoxa de St. Paraskeva, una coqueta iglesia en el centro de la ciudad donde el zar ruso Pedro el Grande hizo de padrino en el bautizo de Gannibal (el bisabuelo de Aleksandr Pushkin). O la Catedral ortodoxa de Theotokos, la más importante de esta fe en el país.
18. Durante la ocupación alemana en la II GM, una zona de Vilna fue delimitada como gueto judío. Allí se agrupó a toda la comunidad judía de la ciudad, sometiéndoles a trabajos forzosos, vejaciones y finalmente matanzas. En la calle Stiklių hay una placa recordando este triste acontecimiento. No fue el único genocidio sufrido por los lituanos de Vilnus, tras la II GM y hasta el año 1991, estuvo bajo dominio soviético, y se trata de otro periodo oscuro de su historia. Puedes profundizar más en el Museo de las víctimas del Genocidio, ubicado en la antigua sede de la Gestapo y del KGB. La entrada solo vale 4€ así que no dudes en ir. Ojo: los lunes y los martes está cerrado. Más info.
19. ¿Te apetece disfrutar de una experiencia inolvidable? ¿No tienes miedo a las alturas? ¿Quieres pedir matrimonio a tu dulce mitad pero no sabes cómo hacerlo? Algo muy legendario sería subirte a un globo aerostático y contemplar Vilna desde el cielo. La broma no es muy barata (calcula unos 150€/persona) pero inolvidable lo es sin duda!
20. Si tienes la suerte de contar con varios días de tiempo, estas son las excursiones de un día desde Vilna que te recomendamos:
- Parque Regional de Verkiai, donde podrás relajarte a orillas de sus ríos y sus lagos, o simplemente disfrutar de algún trekking en la naturaleza.
- Kaunas, la segunda ciudad más importante de Lituania, y que no queda muy lejos. Llegar por libre es muy sencillo ya que hay frecuentes buses que te dejan en el centro al cabo de una hora y media de viaje.
- Trakai, para conocer su famoso castillo medieval y aprender más sobre la curiosa historia de los karaim, una pequeña etnia, con idioma, cultura, gastronomía y tradiciones propias, que desciende de un grupo de habla turca que profesaban el judaísmo jaraí. Trakai está a unos 40 minutos en bus de Vilna, pero también hay opciones de ir en un tour guiado.
Mapa con lo mejor que ver y hacer en Vilna
En este mapa podrás ver la ubicación exacta de los lugares que te recomendamos visitar en Vilna:
Para nosotros, estos son los mejores lugares que visitar en Vilna, y tu, ¿conoces más cosas que ver y hacer en Vilna?
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