Ruta por el Valle del Draa: de Ait Ben Haddou a Mhamid

Miramos arriba y sobre nuestras cabezas se expande un bosque de palmeras de las que cuelgan racimos bien cargados de dátiles. La noche se nos ha echado encima sin darnos cuenta, y regresamos al alojamiento paseando entre caminos de tierra flanqueados por muros de adobe que dividen las huertas. Hoy el té de la tarde ha tocado en Zagora, donde termina nuestro segundo día de roadtrip por Marruecos. Al día siguiente recorreríamos los 100 km que nos separaban de Mhamid, puerta de entrada al desierto del Sahara con las dunas de Erg Chigaga. Aquí te contamos cómo fue el recorrido en coche por el Valle del Draa, entre Ait Ben Haddou y Mhamid, pasando por Ouarzazate y Zagora, con las paradas imprescindibles y más información útil.

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Recorrido en coche por el Valle del Draa

Todo fin tiene su inicio, el de hoy fue ni más ni menos que en Ait Ben Haddou, el ksar más famoso de Marruecos. Entre sus callejones empedrados nos perdimos durante una hora y media (aquí te contamos cómo hacer la visita a Ait Ben Haddou), antes de recoger las mochilas y cargarlas al coche para seguir la ruta por el Valle del Draa, entre Ait Ben Haddou y Mhamid.

Ouarzazate

La primera parada no quedaría lejos: Ouarzazate. Esta ciudad, cuya expansión se dio en los últimos 100 años, se encuentra en un enclave estratégico, tanto para las caravanas que atravesaban el desierto, como para los turistas que visitamos el sur de Marruecos. Aunque la verdadera industria aquí no es el turismo, sino el cine! A Ouarzazate se le conoce como «el Hollywood de África» por sus estudios de cine donde se rodaron películas míticas ambientadas en el desierto.

Estos estudios de cine son: el mítico y enorme Atlas Studios, y el más reciente CLA Studios, además del Museo del Cine, frente a la Kasbah Taourirt. Ambos pueden visitarse para ver lo que queda de algunos escenarios que se usaron en películas tan famosas como La Joya del Nilo, Gladiator, La Momia, Cleopatra… Según lo que nos contaron, la entrada cuesta sobre los 50 dirhams, a los que hay que sumar otra suma (unos 80 dirhams) por el guía. Puede ser una visita curiosa, y perfecta si vas con niños, sin embargo el precio de la entrada no deja de subir y nosotros dejamos la visita para otra ocasión.

Lo que no nos perdimos fue la Kasbah Taourirt (20 dirhams), una de las mejor conservadas en todo Marruecos. Fue propiedad de la familia de El Glaoui, «pachá de Marrakech» y posiblemente la razón por la que Ouarzazate creciera de esta forma en la época del protectorado francés (el pachá tenía excelentes relaciones con los invasores).

La Kasbah es extraordinaria e imponente por fuera, aunque por dentro no te esperes mucho más que un laberinto de escaleras y salas, la mayoría sin decoración. Excepto un par de salones en la parte alta de la fortaleza, reservada al dueño y sus concubinas. Hay un parking justo a la entrada (un hombre te pedirá una monedita, nosotros le dimos 2 dirhams) y antes de entrar algún guía ofrecerá sus servicios (100 dirhams, a regatear, claro).

Kasbah Taourirt

Kasbah Taourirt

Oasis de Fint

El recorrido desde Ait Ben Haddou hasta Ouarzazate no lo hicimos solos: un hombre nos paró en mitad de la carretera pidiendo si le podíamos llevar, que la furgonetilla del amigo que le estaba llevando le había dejado tirado… Luego se volvió a repetir esta misma historia y ya no sabemos si es una forma de conseguir transporte gratis o es que ha sido pura coincidencia. El caso es que Hassan, originario de Mhamid, nos recomendó ir hasta el Oasis de Fint, a unos 15 km de la Ouarzazate. 15 km que se recorren en 30 minutos! Los últimos 10 km son por una pista de tierra en bastante buen estado, pero los 2 km finales son de ir pisando huevos. Aunque se pueden hacer con un turismo normal.

Fint es una pequeña aldea bereber al lado de un oasis que surge en medio de un pedregal rodeado de montañas volcánicas, en un entorno espectacular. Si el río lleva agua verás a las mujeres de la aldea lavando la ropa, a hombres que llevan a los burros a beber y a niños jugando. Y cientos de ranas! A 1 km aprox de llegar al pueblo te pararán diciéndote que es mejor dejar el coche allí, aunque se puede seguir tranquilamente hasta el final, donde te volverán a parar y, esta vez si, deberás dejar el coche.

Desde allí podrás atravesar el río y seguir ascender por la derecha de la colina para llegar a un punto panorámico (en la zona del restaurante Des Delices). Y si tienes tiempo también podrás darte una vuelta por la aldea, al otro lado del oasis. Lo cierto es que el ambientillo es algo raro… hay hombres esperando para ofrecerte una visita «improvisada» y aunque en nuestro caso no se pusieron pesados, unos franceses con quienes coincidimos más tarde, nos dijeron que fueron bastante bordes y pesados. ¿Merece la pena invertir una hora de pico entre ir, visitar el Oasis de Fint y volver? Creemos que SOLO si tienes tiempo de sobra. Si vas mola, pero si no vas tampoco te estás perdiendo un enclave irresistible.

Oasis de Fint

Valle del Draa

Nuevamente en Ouarzazate tendrás dos alternativas: seguir hacia el noreste, en dirección a los valles de las Rosas, del Dadés y del Todrá. O bien tomar la ruta por la N9 hacia el desierto de Erg Chigaga, por el Valle del Draa, cruzando el alto de Tizi’n-Tinififft a 1660 metros. Esta fue nuestra ruta, y el paso de montaña llegó casi sin esperarlo. Un sinfín de curvas con premio en lo alto: las vistas.

Desde aquí hasta Zagora teníamos apuntadas unas cuantas kasbahs de menos importancia, como las del pueblo de Agdz (Kasbah Caïd Ali y Kasba de Glaui) que resulta ser un enclave bastante turístico, la Kasbah Tamenougalt que se asemeja a un castillo medieval en lo alto de un montículo (aunque es de reciente construcción) y al lado la Kasbah des Caids, la Kasbah Timidarte que se encuentra en ruinas, y tras el desvío hacia el sur, la Kasbah Oulad Othmane y el Ksar Tissergate.

Algunas las vimos desde lejos, otras las visitamos por dentro, otras ni siquiera las encontramos… Lo que no faltó desde mitad del recorrido fue la línea de palmeras que se extendía a nuestra izquierda, y que no dejaríamos hasta llegar a Zagora.

Valle del Draa

Valle del Draa

Valle del Draa

Zagora

Zagora era punto de inicio de las caravanas de camellos hacia Tombuctú atravesando el desierto del Sahara en 52 jornadas de viaje. Incluso hay un cartel que describe esta aventura y ya empezamos a notar en el aire que, pasito a paso, nos estamos acercando al Sahara. De hecho, hoy en día sigue siendo uno de los lugares desde donde se inician los tours al desierto de Erg Chigaga (para aquellos que no quieran llegar hasta la remota población de Mhamid). Pero esa es otra historia…

De momento nosotros disfrutamos de un paseo al atardecer entre el laberinto de caminos del inmenso palmeral de Zagora, uno de los momentos del viaje por Marruecos. Llegamos desde el alojamiento caminando hasta el pueblo de Amazraou, donde antiguamente vivía una gran comunidad judía, de la que quedan todavía los restos de una sinagoga. Y también debe ser interesante su ksar. No vimos a ningún turista, así que fuimos el objetivo de los niños, que decidieron seguirnos a cada paso, pidiendo «Un dirham» o «Un Stylo«. Ya agobiadetes preferimos darnos media vuelta y refugiarnos entre las palmeras…

Zagora

Zagora

Tamegroute

El día siguiente recorrimos la última parte del Valle del Draa, para llegar hasta Mhamid, desde donde haríamos la excursión al desierto de Erg Chigaga. Son apenas otros 100 km que se podrían incluir en la misma etapa de carretera, y ahorrarte de esta forma un día de viaje. Pero nosotros preferimos hacerlo de esta forma.

Aunque es un tramo que, sin embargo, tiene un par de sorpresas. Hicimos la primera parada en la ciudad de Tamegroute, famosa por su cerámica verde. Se puede visitar alguna cooperativa de trabajo (vienen señaladas en la misma carretera principal) para conocer más sobre la elaboración. Tamegroute además tiene una kasbah (o al menos eso nos dijo un chico que se nos ofreció a hacernos de guía)…

Aunque lo que nos interesaba de verdad era conocer la Antigua Biblioteca de Tamegroute. Cuenta con hasta 4.000 ejemplares de la escuela coránica, con temática religiosa, pero también de conocimiento universal, como matemáticas, astronomía, poesía, medicina, diccionarios… El más antiguo de ellos data del año 1066, hecho en papiro y procede ni más ni menos que de Córdoba, en la época en la que el Califato partía la pana.

Para visitarlo, te aconsejamos que aparques dentro de la plaza (no donde han puesto un cartel de «parking» para sacarte unas monedas), y ten en cuenta que cierra de 13 a 16. Dentro hay un imán que te va explicando varios de los ejemplares (al final, claro, habrá que dejarle una propina, a nosotros se nos rió en la cara cuando le dimos 15 dirhams!). Al lado, tras una impresionante puerta decorada, está el Mausoleo de Sidi ben Nassir (solo accesible para musulmanes).

Tamegroute

Tamegroute

Dunas de Tinfou

A poquitos km a tu izquierda aparecerán las Dunas de Tinfou, un  grupito de pequeñas dunas al que podrás acceder hasta la mismísima arena con el coche. Y para terminar, te recomendamos parar en los puestos que se improvisan en la carretera principal de Tagounite, donde se venden los mejores dátiles de Marruecos (la época es desde septiembre). Nosotros compramos una caja que pesaba como si llevara hierro, por 20 dirhams. Este pueblo tiene mercado los jueves y domingos.

Dunas de Tinfou

Mhamid

El final de esta carretera, la N9 que por cierto está en perfectas condiciones, coincide con el pueblo de Mhamid. Es el mejor lugar para preparar la excursión de un día al desierto de Erg Chigaga, la próxima etapa de nuestro viaje por Marruecos. Aunque en realidad el pueblo no tiene nada de encanto, más allá de unos cuantos cafés y restaurantes, un puñado de agencias de turismo, algunas pequeñas tiendas y camellos y 4×4 recorriendo sus polvorientas calles… Por cierto, si quieres comer relativamente bien, pero alejado de los sitios más «turísticos», vete hasta el Restaurante Maroua.

Distancia y mapa del recorrido

  • Día 1 (Ait Ban Haddou – Zagora): 225 km
  • Día 2 (Zagora – Mhamid): 135 km

Dónde dormir (Zagora y Mhamid)

En Zagora nos alojamos en el Riad Soleil du Monde, en el corazón del palmeral de Zagora, y no pudimos estar mejor. Es un pequeño riad de poquitas habitaciones, rodeado de palmerales y con piscina! Para llegar en coche tendrás que pasar por una pista de tierra bastante estrecha, pero despacito se recorre sin problemas. El manager es encantador y lo recomendamos al 100%.

En Mhamid nos quedamos en el Riad Les Jardins de Bounou, que tiene un enorme potencial, pero que nos encontramos medio destartalado y bastante desastre. Hay dos zonas donde alojarte, en el pueblo de Mhamid, y unos 5 km antes de llegar en la zona llamada Bounou. El chico con el que coincidimos en el desierto se quedaba en el Hotel Kasbah Sahara Services, con piscina, y nos lo recomendó.

Este fue nuestro recorrido en coche por el Valle del Draa, desde Ait Ben Haddou hasta Mhamid, pasando por Ouarzazate y Zagora.

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