Ojo: escribimos este post hace unos años pero a partir de octubre 2018 si quieres ver la famosa subasta de atunes, deberás ir a otro sitio: al mercado de Toyosu. La manera de acceder también ha cambiado: ahora se puede ver todo desde unas pasarelas y ya no hace falta registrarse ni hacer largas colas como antes: si llegas a las 06:30 NO tendrás en problemas en ver la subasta. ¿Dónde está? En 5 Chome-2-1 Tsukiji, Chūō, Tokyo 104-0045. Para llegar deberás bajar en la estación de Shijomae (línea Yurikamome).
Eso sí, no dejes de visitar el viejo mercado del pescado: la mayoría de tiendas y tenderetes siguen allí, en Tsukiji.
VISITA AL MERCADO DE TSUKIJI
Pasaban los días, 2 semanas, 3 semanas, y nosotros sin decidirnos a pegarnos el madrugón. Con nuestra rutina de trabajar 3 horitas en el hostal, comer un rico Tendon (arroz con tempura), siestecita y caminata por Tokio, íbamos dejando pasar el día en que tendríamos que despertarnos a las 3 de la mañana para conocer el famoso mercado de pescado de Tsukiji.
Por fin se llegó a un consenso, un martes nos reunimos en el comedor de nuestra casa y unos cuantos decidimos que ese sería el día elegido. Sin más, nos dimos cita a las 23.30 para pasar una noche divertida en los alrededores del mercado y entrar a ver la subasta de atún de madrugada. Pero el plan no llegó a completarse tal y como se había planeado…
(Si quieres saber cómo llegar al Mercado de Tsukiji, sus horarios, qué días cierra, a qué hora llegar, cuantas plazas y toda la info útil, sáltate la siguiente parrafada y ve directamente al final del artículo).
Mi reloj marcaba las 23.25, cogí una mochila con el portátil, un libro, panfletos turísticos sobre Tokio, algo de comer, una botella de agua y bajé al comedor con toda mi ilusión. Lo que allí me encontré fue poco menos que una tragedia: una pandilla de vagos (Lety incluida), casi con el pijama puesto, mirándome con cara de «¿dónde irá este loco a estas horas?», me «esperaban» con una tibia excusa y un «lo dejamos para otro día» como saludo… En fin, me tocará pasar la noche deambulando por Tokio solo, esperando que al menos, la puñetera puja del atún merezca la pena.
Cogí el último metro en Tawaramachi y bajé en la estación de Tsukiji a las 00.19. Noche oscura, poca gente en la calle, restaurantes cerrando, Tokio se estaba yendo a dormir y yo me disponía a empezar el día. Pero no sabía cómo. Así que caminé.
Primero hacia la entrada del mercado, o lo que creí era la entrada. Un simpático guarda de seguridad, un auténtico hombre de la noche, me atendió con una sonrisa y con una bofetada (metafóricamente hablando). «¿Mañana? Si mañana el mercado está cerrado! Es fiesta nacional!». Pero no me jorobe buen hombre, que ahora no tengo metro para volver a casa… Resultó ser un malentendido, para mi, «mañana» era el día que acababa de comenzar que obviamente, para él era hoy. Con el asunto resuelto, me indicó que esa era la entrada para camiones y que, a no ser de que yo fuera un conductor disfrazado de turista pardillo, mi entrada era otra. Me entregó un mapa y me despidió con otra nueva sonrisa (vamos, que se estaba partiendo el ojete de mi, seguro).
Miré el reloj, las 00.44, solo me quedan 4 horas para que de comienzo el espectáculo… y ahora ¿qué hago? Quizás haya un McDonalds abierto por la zona. De nuevo a caminar, caminé y caminé lo que no está escrito, cruce el rió varias veces, entré a tiendas de barrio abiertas las 24 horas… al final opté por quedarme en la zona del río y disfrutar de unas maravillosas vistas de Tokio en su madrugada.
Y allí me los encontré, están por todos lados! Hombres trajeados a las 2 de la mañana pescando! No había uno, ni dos, ni tres… eran unos cuantos los que, para desestresarse de su rutina diaria, acudían a las orillas del río Sumida con su equipo de pesca y sus buenas intenciones. Se reían cuando les preguntaba si el pez que acababan de pescar y que estaban midiendo se lo comerían luego. Solo quieren echar un rato y anotar en su libro personal de records las medidas de sus nuevas capturas, antes de devolverlos al agua. Yo pensé que ellos eran un poco raros, pero… ¿qué habrán pensado ellos de mi, de un tipo perdido por Tokio de madrugada que quiere comerse los peces del río?
Era demasiado temprano y tenía un sueño de narices así que me tumbé en un banco de un parque, me puse el abrigo cual mantita térmica y cerré los ojos. A punto estuve de dormir más de la cuenta! Me desperté a las 3, y me dirigí hasta la entrada del mercado, pensado que sería el primer madrugador en llegar. Pero no fue así, un grupo de unas 30 personas ya estaba esperando, con sus petos amarillos y sus dicharacheras charlas. Yo cogí el peto que me correspondía y me volví a tumbar esta vez en un suelo algo más caliente, y me eché mi segunda siesta de la noche.
Llegó el momento, todos en pié! Eran las 5 y por fin podríamos ver el mercado por dentro. El color de mi peto indicaba que pertenecía al grupo que entraría primero, una escasa recompensa por una noche a la torera. Nos dirigieron hacia el jonai shijo, el mercado interior donde tienen lugar las subastas del atún y otros pescados (los remates), atravesando la zona de carga y descarga, una locura a esas horas de la mañana.
Y allí, cual rebaño de ovejas, nos mandaron observar, callar y permanecer quietecitos mientras unos tipos, más parecidos a actores que a profesionales del pescado, comparaban piezas de atún, anotaban sus características, y finalmente se juntaban para gritar sus precios por unos y otros atunes.
Los atunes se exhiben enteros, a excepción de una rodaja que se deja en unas mesas para ser examinada más detenidamente por los profesionales. Estos, con sus linternas, comprueban la textura de la carne, su color, si es más o menos laxa… en definitiva, su calidad. En la pieza grande del atún se le practica un corte en el que pueden comprobar la grasa del pescado y su grosor. Todo ello lo van anotando en sus cuadernos para posteriormente pujar más o menos por cada pieza. Todo un ritual.
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En definitiva, me pareció demasiado esfuerzo para disfrutar de 20 minutos dentro de esta subasta, en la que en realidad participaron cuatro gatos, y vete tu a saber cuanto auténtica era.
Información sobre el Tsukiji Market
El mercado de Tsukiji es el mercado de pescado más grande del mundo, por allí se mueven más de 2.000 toneladas al día.
Se compone de dos zonas:
– Jonai shijo:
Es el mercado interior y solo es accesible a personal autorizado. Los turistas pueden verlo en un horario muy reducido que luego te detallamos.
– Jogai Shijo:
Es el mercado exterior y es público. Aquí se venden de todo tipo de pescado, fruta, verdura, y comida en general. También hay un montón de restuarantes, la mayoría especializados en sushi, con unos precios bastante elevados. El horario bueno para acudir es a partir de las 09.00, cuando más ambiente hay, cierra a la 1pm.
Visita turística a la subasta de atún en el Tsukiji market
Si quieres acudir como turista a la zona acotada a los profesionales para asistir a la subasta de pescado, puedes hacerlo uniéndote a uno de los dos grupos que lo visitan a primera hora de la mañana. Las plazas no pueden reservarse así que tendrás que madrugar (o bien no dormir como yo hice) para ser uno de los afortunados.
Grupos: son dos grupos con un total de 120 plazas (60 por grupo).
Visita: las visitas son de 25 minutos. El primer grupo inicia la visita a las 05.25, el segundo a las 5.50. Los grupos son dirigidos por personal del mercado y tienen una ruta establecida, pasando por una zona exterior de carga y descarga y llegando al área restringida, donde se exhiben los atunes y se realizan las subastas.
Horario: teóricamente las plazas se asignan a partir de las 5 de la mañana, pero alrededor de las 2.30 o 3 la oficina ya está abierta y reparte los petos. En mi caso, a las 3.45 de la mañana ya se repartieron las 120 plazas.
Funcionamiento: según la gente va llegando se le entregan petos (los 60 primeros con el amarillo del primer grupo y los otros 60 con el verde del segundo). Solo se entrega un peto por persona. Una vez se quedan sin petos no dan más plazas, por lo que si eres uno de los que llega más tarde te tocará volverte (o bien intentar sobornar a alguien que vaya vestido con un peto). Si consigues tu peto, puedes quedarte en la sala de espera o bien irte a dar una vuelta (no te encierran), teniendo siempre en cuenta que a partir de las 5 tendrás que estar de vuelta.
Cómo llegar: el mercado de Tsukiji es accesible fácilmente en metro, la estación de metro «Tsukiji» está a un paseito de la entrada. El problema viene con el horario. Yo me acerqué en el último metro, alrededor de las 12 de la noche. Si quieres ir en la madrugada directamente desde tu alojamiento, tendrás que acercarte en taxi o bien alquilar unas bicis.
Ojo, la entrada para los turistas no es la «main gate», que es donde entran los camiones y donde fui a preguntarle al de seguridad. Te dejo un mapa donde puedes ver la entrada correcta.
Días de cierre: normalmente todos los domingos está cerrado y algunos miércoles también. Además cierra los días de fiesta nacional.
Cuánto cuesta: es gratis.
Recomendación: si estas verdaderamente interesado en la visita, te recomendamos que llegues sobre las 3.30 como muy tarde. Si tienes la posibilidad de acercarte en bicicleta, el paseo por Tokio a esas horas de la madrugada en bici es muy apacible. La vuelta será un poquito más dura. Hay tours que organizan una visita con guía, pero creemos que igualmente no te libras del madrugón, pues se da un peto por persona.
3 comentarios en “MERCADO DE PESCADO DE TSUKIJI, ¿MERECE LA PENA?”
Me contento con leer tu experiencia.
Nosotros llegamos a las 4 de la mañana y nos quedamos con un plamo de narices, encima quedaban 4 ó 5 horas hasta que abrían el mercado así que… desayunamos un buen sushi por los alrededores y nos marchamos muy decepcionados. El sushi que allí probamos el mejor que hemos comido nunca, por lo menos algo sacamos.
Un saludo,
Hola!!! Pues a mi la verdad que me decepciono bastante… pero bueno, una experiencia más que vivir! Yo el sushi ni lo probé, estaba tan cansado ya despues de la noche en blanco que nada más terminar la subasta me piré a dormir! jajaja
Un abrazo fuerte!!
Yo tambien tuve una experiencia frustrante, fui un domingo de madrugada y estaba cerrado. Tu narración me encantó, gracias. No me arrepiento de haber ido porque me encantaron sus alrededores. Otro día iré de madrugada. Un abrazo a todos.