Las expectativas eran altas. Tenía, sobre todo yo *Lety*, la sensación de que la capital de Alemania fuese uno de aquellos lugares que siento míos. Pero mi instinto falló clamorosamente. No hubo mariposas en el estomago. No hubo flechazo. No hubo conexión. Y eso que Maria y Fra nos habían avisado…
No se puede negar que la ciudad es interesante, llena de atracciones y apta para cada tipo de público (hay barrios perfectos para los amantes del arte urbano, opciones para bucear en la triste historia del holocausto o de la Guerra Fría, zonas que volverían loco a cualquier foodie). Así que tengo claro que no ha sido culpa de la ciudad. Ha sido culpa mía (y un poco también del frío y del cielo blanco leche, que jolin, somos tipos mediterráneos!).
Este post no te va a contar que ver en Berlin, para esto ya tenemos este otro, sino que va a ser un brainstorming berlinés.
Esquizofrenia y Currywurst
Ayer nos recibió con sol y esta mañana parecía mordor. Esquizofrénica. Bipolar. Seria y cachonda. No sabemos si nos gusta, no sabemos si nos ha decepcionado. Berlín es una ciudad rara, una ciudad donde en la misma calle en la que en un tiempo desfilaba Hitler, hoy puedes ver a un tío disfrazado de león que abraza a una tía disfrazada de ardilla. El cielo sigue gris, pero ellos son dos soles.
Todavía no hemos pillado el rollo de esta ciudad. De momento solo tenemos dos certezas:
- El currywurst es lo mismo que darle a tu cuerpo alegría Macarena.
- Si además viene con patatas fritas mejor.
Frío
En Berlín pasamos frío. La temperatura que no se aleja de los 0º, el cielo parecía sin color, la gente parecía gris. Unter den Linden estaba llena de obras, ruidosas y feas. Manos frías. Orejas congeladas. Discusiones. Potsdam Platz. Placas conmemorativas de judíos asesinados por ser judíos. Mucho cemento. Árboles muertos. Locales cerrados. Karl-Marx-Allee. El barro. Homeless. Llovizna.
Calor
Pero también hubo algo de calor. El humo de un bratwurst recién sacado de la parrilla. Un café con un toque de sirope de avellana. Los guantes de lana. Un cuadro de Pollok que da vida a una habitación blanca. Los graffitis de Kreuzberg. Hacer el tonto en un photoautomat. El hombre que nos ayuda a entender el mapa, tenía dentadura postiza bailarina y un montón de anécdotas que contarnos (en perfecto español!). Los trabbis multicolor. La cúpula de la catedral. El muro. Pegarnos una carrera monumental para tomar el último bus. Llegar a tiempo. El colchón atrapa cuerpos. Los puestos callejeros de currywurst y kebab. Las cenas pic-nic en el hotel. La ducha hirviendo.
Sin arrepentimientos
Hay momentos en los que la razón dicta una cosa y la vagancia dicta otra. En nuestro caso, muchas veces, Rober es el que pone cordura al asunto, pero cuando estábamos en la Topografía del Terror (increíble lugar para aprender más sobre la historia, propaganda y locura nazi) me dijo que no le apetecía ir al Riechstieg, el parlamento alemán, para visitar su famosa cúpula de cristal. Yo tampoco tenía ganas, así que dejamos que el destino decidiera por nosotros: montamos en un bus que llegaría al Rieschstieg justo a tiempo para nuestra ‘cita’. Que el azar elija…
Y eligió: el bus no llegó. No es que llegara tarde, directamente no llegó. De repente, cuando estábamos en una calle ‘x’ un montón de coches de policía nos superaron y cortaron la calle durante unos 20 minutos, pasados los cuales seguimos por nuestra ruta hasta AlexanderPlatz. Ya no nos daba tiempo de llegar a la cita y nos miramos con cara de ‘bueno, lo intentamos, no fue culpa nuestra’. Lo mejor fue llegar a AlexanderPlatz: aquí el conductor dijo que debíamos bajarnos porque había acabado su jornada de trabajo (¿!). Definitivamente, el destino no quería que visitásemos el Reichstag.
Y no, no nos arrepentimos: viajar no es solo hacer las cosas que hay que hacer, tachar listas y visitar cuantos más lugares posibles. Para la mayoría seremos dos insensatos, vagos y tontos. Y puede que sea cierto. Lo que es seguro 100% es que aquel fue el día que cambiamos el parlamento alemán por un viaje en bus, un café de avellana con un croissant y una ducha caliente (que disfrutamos como nunca).
Sorpresas
Del creador de ‘Letizia encuentra a un amigo del pueblo en una oficina de correos perdida en Nueva Zelanda’ llega el nuevo ‘Letizia encuentra a una amiga de la uni en una estación cualquiera de Berlin’. No, en serio, el que escribe el guión de mi vida es muy cachondo. Con la cantidad de habitantes que hay en Berlín, la cantidad de segundos que hay en el día, la cantidad de paradas de metros/tram/trenes… va y pone a Gessica justo donde yo estoy y cuando yo estoy. Muy fan de estos momentos inesperados
Nuestro tren iba al aeropuerto. Poco antes de subir al avión comenzó a nevar, hacía tanto que no veía la nieve, fue un momento lindo, frío pero lindo. ¡Pero que frío joder! Desconocía lo que mi guionista tenía en mente, que puto crack! Mi episodio ‘17/02/2016’ todavía no había acabado…
Cuando estábamos ya sentados en el avión en plena pista, bajo la tormenta de nieve, veo un animalito peludo y naranja… miro bien y: era un zorro! Momento speachless total. Por 10 larguísimos segundos mi guionista me transformó en el pequeño príncipe, solo que en vez de tener el pelo color del trigo, lo tengo color coca-cola. Bah, son detalles: ¡ayer vi un zorro en una tormenta de nieve cruzando una pista en un aeropuerto! Guionista no me abandones nunca, ¡¡te quiero!!
Auf wiedersehen
Volveremos. Volveremos porque nos queda mucho por descubrir de Berlín. Volveremos porque es una ciudad a la que hay que volver. Volveremos porque nos apetece. Pero con calor.
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Artículos sobre Berlín
5 comentarios en “BB. BERLIN-BRAINSTORMING.”
pues sí que es cachondo tu guionista! A veces me dan ganas de pegarle una patada al mío, por sosainas, pero de repente pumba! parece que lo ve venir y me da alguna sorpresa, y entonces le perdono…en fin, relaciones amor-odio, ya sabes.
Me ha molado la entrada, sin duda es otro punto de vista. Yo también cambié mi visita a las Catacumbas en Roma por un viaje en autobús rodeado de japoneses sonrientes que me invitaron a una pizza enorme allí mismo, y oye, no estuvo nada mal!
Hombreeee te cambiaba el zorro de Berlin por la pizza con japoneses jaja que nooo, me quedo con el zorro (bueno… la pizza tira mucho eh). Los guionistas saben lo que hacen 😉 siempre hay que confiar 😉 Un abrazo y gracias por el comentario!
Hay un dicho que dice el mundo es un pañuelo y nosotros somos los mocos!! Jajajjaja! Uno se encuentra con conocidos en los lugares más inesperados! Un saludo desde buenos aires,Argentina!
Me ha pasado lo mismo pero despues de 6 meses de estar aqui siento que berlin no es un lugar de enamoramiento, es un lugar de amor, calan con el tiempo y las pequeñas cosas
6 meses! Nosotros no habríamos resistido al frío! Pero de verdad que Berlín es una ciudad que merece la pena… Gracias por tu comentario y feliz vida berlinesa!