Me gusta estar tumbada al atardecer. Sola.
Hace un rato sin embargo que no paran de llegar turistas de todas partes del mundo. Pá variar. Y es que falta poco para el comienzo de la ceremonia del Ganga Aarti en mi ciudad, la más antigua del muuuundo: Varanasi.
La verdad es que cada vez lo aguanto menos. Esos turistas que pasan el tiempo juzgando mi país. Hay diferentes tipos: los que si “el aire de India huele a incienso, flores, caca, curry, fritanga y jazmín juntos”. Que si “la comida aquí está muuuuy picante y me ha entrado un ataque de Delhi Belly”. Que si “dios que calor hace, está lleno de moscas, y los niños no paran de pedirme dinero”. Muuuuy pesados. Y luego están los otros. Los que llegan vestidos con sus tejanos y camisetas de toda la vida y de repente descubren querer llevar solo pantalones anchos naranjas y camisas tie-dye y se ponen frente al Ganges mirando el cielo durante horas y horas. Qué buscan, no lo sé. A la mejor echan de menos su país y desde aquí intentan encontrarlo en el horizonte. Muuuuy raros.
Estoy cansada! Porqué señores muuuy pesados, y señores muuuy raros Abrir bien las orejas que las cosas son así: India no es el infierno y tampoco es el paraíso. Eso sí, es un sitio único, de esto estoy segura. El mío no es un país. Es un mundo. Un universo.
Y yo creo que este universo me queda a la perfección, como un traje de Valentino (este Valentino tiene que hacer trajes muy caros porque una vez una señora me pegó porque sin querer le ensucié su vestido rojo con un poco de caca.)
Comenzar el día con las luces del amanecer sobre el río, pegarme un chapuzón en el Ganges con todos los muuuuy pesados y los muuuuy raros que me sacan fotos y me suben el autoestima, ir a desayunar… con un poco de suerte siempre hay alguien que me deja probar una frutita o un niño que a escondida me lanza un gulab jamun sin que sus padres le vean. Y cuando me aburro me voy a la calle principal y la cruzo volviendo locos a los tuk tuks, los conductores me chillan pero yo sé que me quieren, a veces incluso me regalan flores.
Los muuuuy pesados y los muuuuy raros me miran con cara de compasión. Se creen que no tengo nada, que soy muy pobre, porque duermo en la calle y vivo de la compasión de mis compatriotas.
Suerte que hay un tercer tipo de turista que me caen bien. Son los que ves por la calle maravillados por las maravillas maravillosas de mi país, que son curiosos, que prueban nuevos platos y siempre que pasan a mi lado me guiñan el ojo y me sonríen divertidos. Han entendido que soy muuuuy feliz.
A la mejor, en otra vida, ellos también eran vacas sagradas de India.
9 comentarios en “INDIA: TODA LA VERDAD”
Hice hace dos años un viaje a la india, y realmente es tan grande en su espíritu y en su extensión que me di cuenta que es imposible conocerla completamente, solo se le puede admirar. Excelente post
Hola Marcello. Totalmente de acuerdo! 😉
Qué cuento más bonito.
La Lety que cuando se pone se pone! jiji
Me encantó el cuentillo!
Gracias!!
Muy lindo post! Lo he disfrutado mucho!!! Un saludo
Yo veo Q las vacas están en los huesos comiendo sus propios excrementos… He visto una vaca con medio ternero muerto dentro de su vagina, he visto atadas por el cuello comiendo basura, papel, cartón, defecaciones humanas y no humanas.. Creo q deben estar traumatizadas de oír ese pitido constante diario y creo q estaría mejor en una pradera comiendo hierva y no mierda…
Que lindo que te encante tu país. Yo también amo el mío (soy de chile). Pero acostumbrarse a la miseria y que como tú dices que es ser feliz porque siendo niñ@ pudiste rastroeajear un pedazo de fruta o que un turista te hizo el día por Guilarte el ojo cuando son las 4 de la tarde y aún no comiste nada es lo único que queda es tapar el sol con un dedo. Tu país está ancestralmente lleno de cultura eso lo sabe casi todo el mundo pero eso no quita que lamentablemente sea una tristeza de país. No sé si alguien que no hubiese nacido ahí estaría feliz de haberlo hecho.